viernes, 15 de mayo de 2009

Mitos y verdades sobre el estreñimiento y las dietas

La medicina moderna ha hecho especial esfuerzo demostrar que la dieta no es siempre el origen del estreñimiento, especialmente en las personas que padecen el tipo crónico de esta enfermedad. Carolina Pérez, nutricionista de la Universidad Javeriana, explica lo importante que es conocer el papel real de los alimentos ricos en fibra, el agua y en general una dieta balanceada.

Los tres frentes para combatir este mal son: aumentar el consumo de frutas, verduras y fibras; además es recomendable recibir ayuda sicológica, para el adecuado manejo del estrés y por último, el uso de un laxante seguro y efectivo.

Dentro de las recomendaciones nutricionales, la primera pauta es la estimulación para que el paciente incremente el consumo de fibra. La fibra alimentaria es un componente fundamental de la dieta normal, y tiene importancia tanto en el tratamiento como en la prevención de otras enfermedades.

Recomendaciones para la dieta

El consumo aconsejado de fibra en el adulto es de 25 a 30 g diarios.

El consumo mayor de 50 g diarios no aporta beneficios adicionales, y puede producir intolerancia: sensación de plenitud, flatulencia y mala absorción de minerales como el calcio, cobre, hierro, magnesio, selenio y zinc.

Para evitar efectos desagradables al inicio, se recomienda que la ingesta de fibra sea gradual. Si se produjera intolerancia, debe aconsejarse al paciente que pruebe diversas fuentes de fibra, con el fin de identificar aquellos alimentos bien tolerados. Los pacientes con síndrome de intestino irritable pueden ser más propensos a estos síntomas.

Así mismo se obtienen mejores resultados cuando la ingesta de fibra se reparte a lo largo de todo el día. Por la capacidad de retención de agua de la fibra alimentaria, es importante que la ingesta de líquido sea adecuada y nunca inferior a 2 litros diarios.

Algunos de los alimentos aconsejados por la doctora Carolina, por su alto contenido en fibra son: Alcachofa, apio, brócoli, coliflor, hinojo, puerro, pimiento verde, cebolla, remolacha, zanahoria, tubérculos, legumbres, aceitunas, albaricoque, aguacate, ciruelas, fresa, higo, kiwi, limón, manzana, ,moras, naranja, pera, plátano, arroz integral, pan integral y pasta integral entre otros.

Los alimentos funcionales en donde se encuentran los prebióticos y los probióticos también son una buena alternativa. Los probióticos son aquellos en los que existen bacterias que ayudan a reforzar nuestro sistema inmunológico, estas bacterias además, ayudan a restituir la flora intestinal que pueda haber sido alterada por alguna causa. Este tipo de alimentos son por ejemplo las bebidas energéticas o los yogures.

Por otro lado, tenemos los alimentos prebióticos, estos estimulan el crecimiento en el colon de las bacterias beneficiosas. A diferencia de las bacterias vivas de los probióticos, los prebióticos son solamente sustancias que ayudan, sin vida, a modo de complementos energéticos para las bacterias beneficiosas.

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