Una de las consultas que nos llegan con mayor frecuencia es la que dice “quiero empezar una dieta pero no puedo controlarme, estoy en mi casa y no puedo parar de comer”, o “no puedo controlar las ganas de comer dulces” (u otros alimentos).
A continuación, algunos de los consejos que solemos dar para manejar esta situación que tantas veces hacen fracasar nuestras intenciones de comer mejor o de bajar de peso.
El origen (fisiológico, psicólogico o una combinación de ambos) de este problema no se conoce a ciencia cierta, por lo que tampoco existe una "solución" única y 100% efectiva.
Sí existen pautas, que son las siguientes:
-Primero y principal, comprender que no se trata de privarse en forma absoluta de comida cuando se tienen los "ataques de hambre", sino de comer lo que engorda menos durante esos momentos.
Una guía completa al respecto se encuentra en nuestra nota “Botiquín de emergencia para los ataques de hambre" (http://www.enplenitud.com/nota.asp?articuloID=397)
-En segundo término, comprender que no se trata de nunca comer lo que a uno le gusta: evitar ciertos alimentos muchas veces lo único que hace es volverlos irresistibles, inducirnos a comerlos en forma excesiva, sentir culpa por haberlo hecho, tratar de resistirlos de nuevo y así sucesivamente hasta entrar en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
¿Qué hacer entonces?
Opción a: Tratar de comer versiones bajas en calorías de los alimentos que le gustan, o preparaciones que eviten las calorías aportadas por alimentos secundarios (salsas, aderezos, acompañamientos, etc.).
Opción b: Comer lo que le gusta, pero en porciones pequeñas. En realidad, no existen problemas con esta actitud, siempre que se integre dentro de un plan de alimentación variado, balanceado y moderado.
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