Comer bien es el secreto. De eso no hay duda. Si eres de las que disfrutas del deporte pero abusas de ciertos "alimentos prohibidos", tu salud puede pasarte la factura. Te recomendamos lo mejor para estar y sentirse bien. Apunta.
Si bien hace años la práctica deportiva era exclusivamente masculina, cada vez más las mujeres vamos ganando terreno. E incluso les hemos superado y, de hecho, ya ni el fútbol es exclusivo de hombres. Nada más faltaría... Por eso mismo, el número de mujeres que se apuntan a un gimnasio para disfrutar del deporte es tan elevado. Nos preocupa nuestra salud, queremos disfrutar del deporte. Nos lo merecemos. Pero para eso mejor es no correr riesgos, la alimentación es la clave. Cuídala y el deporte y la salud serán tus aliados.
Las necesidades nutricionales de una mujer deportista varían sensiblemente en función del tipo de deporte que practica y su dedicación al mismo, así como el período (si es o no de competición). Pero en términos generales, podemos considerar que en función de las horas y dedicación a la práctica deportiva, el gasto energético diario se convierte en una deportista en 3.500 calorías o incluso puede llegar a más. Por lo que una dieta correcta es imprescindible para un buen funcionamiento. Si haces deporte y te preocupa tu alimentación, te recomendamos:
Respeta la llamada "Ley de las 3 horas": tres horas son lo mínimo que has de esperar entre tu última comida y la práctica física. El riesgo de cortar tu digestión es demasiado grande como para que te machaques salvajemente en el gimnasio tras una comida pesada.
Dado el gasto que supone la práctica deportiva, es preciso reponerse con agua corriente, mineral sin gas, leche, zumos de frutas. Un mínimo de litro y medio al día.
Come gran variedad de alimentos. Ya lo dice el dicho "en la variedad está el gusto", así que incluye en tu dieta frutas, verduras, pan integral, cereales, leche, queso y yogur, carnes, aves, pescados, huevos y legumbres.
Mejora las costumbres al comer: es preferible comer lentamente y masticar los alimentos, preparar raciones reducidas y evitar la ingesta de alcohol. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Evita los excesos: evita las grasas y apuesta por carnes magras, pescados, aves y legumbres como fuente de proteína. Modera el consumo de huevos y limita terminantemente la mantequilla, crema de leche...
Come alimentos con suficiente fécula y fibra. Para consumir diariamente más carbohidratos (tan necesarios para el deporte), es mejor sustituir las grasas y azúcares por féculas y elegir alimentos tales como pan, cereales integrales, fruta y verduras.
Evita azúcares en exceso ( pasteles, helados...). Si eres golosa y eres de las que les cuesta reprimirse, un pequeño antojo es tolerable. Pero, recuerda, los excesos nunca fueron buenos. Si reduces progresivamente los azúcares, llegará el momento en que te darás cuenta de que puedes "pasar" de ellos.
Evita el exceso de sodio, algo relativamente fácil si te planteas cocinar con cantidades reducidas de sal.
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