miércoles, 2 de septiembre de 2009

Aumento de grasa abdominal está ligado a testosterona durante la menopausia

Chicago.- El aumento de grasa en el vientre en mujeres de mediana edad que atraviesan la menopausia está ligado a la producción de tetosterona, de acuerdo con una investigación realizada en el Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago.

El estudio, publicado hoy en el Reporte médico sobre obesidad de la UR, indica que la grasa visceral, más comúnmente conocida como "panza", es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, pero su acumulación no tiene que ver con la edad, como se cree comúnmente.

La investigación, financiada por el Instituto Nacional de Salud, y coordinado por el doctor Imke Janssen, profesor adjunto de medicina preventiva en la UR, encontró que un cambio en el balance de testosterona que ocurre durante la transición a la menopausia es la razón de la aparición de esa grasa en el vientre.

Los niveles de esa hormona activa han demostrado ser lo que está ligado lo más de cerca posible a la grasa abdominal. "Nuestros estudios sugieren que el cambio en el equilibrio hormonal -en específico el aumento en la testosterona activa- es predominante responsable de grasa visceral y del riesgo creciente de enfermedad cardiovascular", dijo Janssen.

En la investigación participaron 359 mujeres en transición menopáusica, de entre 42 a 60 años de edad, la mitad afroamericanas y la mitad anglosajonas, que fueron sometidas a minuciosos análisis de sangre para determinar los niveles de testosterona y estradiol (la forma principal de estrógeno), así como a mediciones de la grasa en la cavidad abdominal.

Los análisis estadísticos demostraron que el nivel de testosterona activa en el cuerpo era el calculador más fuerte de la grasa visceral, mientras que la edad de una mujer no mantuvo correlación perceptiblemente con la cantidad de grasa visceral ni la raza, otros factores de riesgo cardiovasculares o el nivel de estradiol.

La grasa visceral, que se ubica en los órganos internos alrededor de la cintura, es metabólicamente diferente de la grasa subcutánea, que es la que está situada debajo de la piel, y la investigación confirmó que es una fuente de inflamación que contribuye a la ateroesclerosis y al riesgo prematuro de síndrome coronario agudo.

Los resultados del estudio amplían la investigación anterior conducida por Janssen sobre el acoplamiento de la testosterona, llamado síndrome metabólico, durante la transición menopáusica, y que encontró que un aumento del síndrome metabólico, una serie de factores de riesgo para la enfermedad cardíaca, correspondía con el incremento de la actividad de la testosterona.

"Durante muchos años se pensó que el estrógeno protegía a las mujeres premenopáusicas contra enfermedades cardiovasculares y que el riesgo cardiovascular creciente posterior estaba relacionado solamente con la pérdida del efecto protector del estrógeno", dijo Janssen.

Notimex

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