martes, 4 de agosto de 2009

Cuidado con el "efecto rebote" de las dietas

México, DF.- Cada año, por estas fechas, casi 75 por ciento de las personas que padecen sobrepeso inician una dieta por su cuenta, bien porque se ha enterado del régimen de adelgazamiento por algún medio de comunicación, o se lo ha comentado un vecino o familiar, sin embargo, sólo 20 por ciento solicita consejo médico, según el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), Basilio Moreno.

El experto considera que, "en la época de vacaciones estivales la gente quiere atajos para perder peso y recurre a las dietas rápidas, como la de la Clínica Mayo, la Montignac, o la Atkins, algunas de las cuales pueden provocar hipertiroidismo o trombosis mesentéricas, y cuando menos el temido efecto rebote por el que se recuperan los kilos perdidos, y a veces algunos más".

Este retroceso se produce porque, en general, las personas que inician con entusiasmo estos regímenes los abandonan antes de tiempo, provocando efectos indeseables en el organismo.

Por otro lado, los datos estadísticos facilitados por la SEEDO indican que más de 77 por ciento de las personas que inician dietas de forma periódica lo hacen por razones estéticas mientras que 38 por ciento lo hacen por motivos de salud.

DEFICIENCIAS DE OLIGOELEMENTOS

Entre los peligros de las dietas rápidas o llamadas "milagro" figuran las deficiencias de oligoelementos (proteínas, vitaminas y minerales), trastornos como la anorexia o la bulimia, o la aparición de efectos sicológicos negativos.
"Todas son dañinas y algunas han sido incluso mortales, como la de la proteína líquida que se popularizó en Estados Unidos en los 70", dice Moreno.

Para reconocer una dieta milagro se identifican tres señales inequívocas: que prometan perder más de cinco kilos al mes, que aseguren que se pueden llevar a cabo sin esfuerzo y que afirmen que no tienen riesgos para la salud.

El problema publicitario reside en que durante el primer mes sí es posible que se consigan rebajar algunos kilos, pero no en las semanas o meses posteriores. Además, en los mensajes se suelen incluir citas de personajes famosos que supuestamente las han seguido.

El tratamiento para perder peso debe ser personalizado y siempre bajo estricto control médico.

MÁS KILOS DE LOS QUE SE TENÍAN En un tratamiento cíclico de dieta hipocalórica con rebote, el resultado es un incremento escalonado del peso a lo largo del tiempo, coincidiendo con los periodos de reducción de la ingesta: un efecto opuesto al que se pretendía conseguir a mediano o largo plazo.

Según el doctor M. Alemany, catedrático de Bioquímica de la Universidad de Barcelona, este "efecto rebote" es muy común y produce una gran desesperanza en quienes la sufren, además de que va unido a un claro incremento de la obesidad al mejorar la capacidad de adaptación del cuerpo frente a dietas con menor contenido energético".

Esta capacidad de acumulación permite que una porción de los alimentos que se ingieren durante la etapa de la dieta se acumulen en forma de reservas, si los sistemas de ajuste del peso corporal "lo consideran adecuado".

La adaptación del organismo a la reducción de la ingesta hace que, por un lado, se aumente la capacidad de ajuste a la situación hipocalórica, y por otro se incremente el volumen de reservas como elemento de corrección para hacer frente a los repetidos periodos de insuficiencia energética de la dieta. Asimismo, al descender el gasto energético se cuenta con mayor cantidad de energía para acumular grasa en los periodos de disponibilidad del alimento.

"Esta capacidad de adaptación -dice Alemany- puede ser por sí misma una causa de obesidad, o el salto cuantitativo de un sobrepeso a una obesidad manifiesta y poco menos que intratable".

SÍNTESIS DE GRASAS BLOQUEADA Durante el periodo de dieta hipocalórica se produce una escasez energética que se traduce en un aumento de la acumulación de grasas, cuya síntesis se bloquea por una falta de sustratos con los que proceder a la metabolización de esos elementos, así como por "la ausencia de un ambiente hormonal que favorezca la degradación", dice Alemany.

La ruptura de la dieta supone la llegada de alimento en abundancia, con lo cual se disparan los niveles de insulina y se favorece la conversión de glucosa en grasas y la rápida incorporación subsiguiente de éstas al tejido adiposo.

Para el catedrático de Bioquímica, "el peligro de que se haga crónico el 'efecto rebote'", debido a la inconstancia en el seguimiento de las dietas es muy serio y de graves consecuencias para el individuo y la sociedad".

Alemany compara los riesgos de éste con la utilización indiscriminada de antibióticos, que permite la proliferación de cepas microbianas resistentes de impredecible efecto en el futuro.

Alemany considera que este problema puede llegar "al punto de convertir un cierto sobrepeso de raíces raciales, fisiológicas, o de cualquier otra causa, en una auténtica epidemia de obesidad para la que no existe solución inmediata".

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