Si pensabas que para disminuir el diámetro de tu cintura bastaría con un poco de movimiento de vez en cuando puede que estés equivocado. Curiosamente el primer lugar en el que se acumula la grasa corporal es uno de los últimos en deshacerse de ella. Hacer que desaparezca no es más que cuestión de tiempo y un poco de voluntad. Esa grasa que se esconde bajo tu ombligo no apareció de golpe, habitualmente es fruto de la ralentización del metabolismo que ocurre a partir de los “veintitantos”. Lo anterior hace que tu cuerpo consuma menos energía (y queme menos grasa). En unos cuantos años, de cinco a diez desde que tu metabolismo empieza a declinar, esta desaceleración va formando una antiestética reserva justo encima del cinturón. Para luchar contra esto no te olvides de:
CUIDAR TU ALIMENTACIÓN. Como regla no ingieras más de un gramo de grasa por cada kilo de peso corporal al día. Si pesas 80 kg, ya sabes, no te pases de los 80 g de lípidos diario.
EJERCITARTE ADECUADAMENTE. Le sacarás más provecho a los ejercicios de larga duración con intensidad moderada (aeróbicos) que a los de alta intensidad, que además de dejarte “hecho polvo” no se pueden mantener por largo tiempo. Corre, pedalea, patina, camina o nada a un nivel tal que te cueste pero te permita mantener una conversación durante al menos una hora por sesión. Vas a quemar más grasa.
FORTALECE TUS ABDOMINALES. La panza nace, entre otras razones, porque la pared abdominal está más laxa de lo que debería y porque los músculos de esa zona ceden ante la presión del volumen que han de contener. Haz una buena sesión de abdominales. Los clásicos encogimientos o “crunch” te irán bien.
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