Si faltas a una sesión de entrenamiento seguramente no ocurrirá nada. Si te ausentas a entrenar porque estás realmente hecho polvo, es lo mejor que puedes hacer, faltar, porque el sobreentrenamiento y la fatiga van a echar a la basura tus progresos, pero no confundas fatiga con flojera o desgano.
Cuando tu condición física es buena puedes tomarte descansos prolongados sin que apenas se note. Una persona en buena forma y habituada a entrenar puede perder sólo un 5% en un mes de inactividad. Con unos días no hay pérdida mensurable e incluso puede haber ganancia porque el cuerpo aprovecha para “crecer” y mejorar, adaptándose a las cargas cuando descansa.
La clave para quienes están en forma es retomar el entrenamiento, después de unas vacaciones, a un nivel aproximadamente un 20% inferior a cuando lo habían dejado, para llegar al nivel anterior al cabo de una semana.
En el caso de principiantes y personas con baja forma , la pérdida sí es significativa, pudiendo descender hasta un 50% en un mes de inactividad respecto a lo que habían logrado.
Para las que no tienen esa suerte lo mejor es no parar por periodos de más de 3 ó 4 días… hasta llegar a hacerse del grupo de excelente nivel físico.
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