Las grasas con un tipo de lípidos (se suele usar ambos términos como sinónimos pero no lo son) cargados de calorías que el organismo utiliza para obtener energía, por tanto la grasa es buena y necesaria. Las grasas se coinvierten en un problema cuando se acumulan y depositan debajo de la piel, produciendo el sobrepeso y la obesidad, en casos más graves.
Existen dos tipo de grasas: las saturadas y las insaturadas, pero aquí nos ocuparemos de las primeras. Las grasas saturadas son de origen animal y provocan un aumento de colesterol en la sangre, lo que significa un mayor riesgo de sufrir enfermedades coronarias.
La manteca, la mantequilla, la carne de cerdo, la res, el cordero, los embutidos, el huevo y la leche (no desnatada) son los alimentos que contienen más grasas saturadas. Sin embargo, algunos alimentos de origen vegetal como el aceite de coco, de palma y de pepita de palma.
Todos estos alimentos son la fuente principal del colesterol, que es una sustancia que produce el hígado y tiene la función de producir hormonas necesarias para el crecimiento y la reproducción y es un componente esencial de la bilis, la cual al pasar al intestino le ayuda éste a digerir las grasas.
El colesterol se convierte en tu enemigo cuando el organismo acumula más colesterol del necesario para satisfacer sus funciones. Pero solo unos cuantos alimentos ricos en grasas saturadas como el huevo y el pescado azul se absorben directamente.
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