Por Redacción Sport Life
No pienses que todas las calorías que aporta lo que comes van a transformarse en fuerza para levantar pesas, correr, nadar. Algunas van directas a ese almacén de tu cintura y cadera que no cierra ni los domingos y otras… ¿qué pasa con las otras?
Gasto metabólico basal.
60 al 75% de las calorías. Es el gasto más significativo de todos. Sencillamente es el consumo de tu organismo sólo por el hecho de estar vivo a una temperatura constante con tus órganos funcionando. ¿Pensabas que tus dos horas de gimnasio quemaban grasas a tope? Pues debes advertir que las 22 horas restantes de tu día consumen muchas más calorías aunque seas muy sedentario el resto del tiempo.
Tu edad, sexo y predisposición genética influyen en este gasto pero lo que más influye es la relación entre grasa y músculo que tengas. El tejido muscular es un auténtico horno quemador de calorías, incluso en reposo, mientras que tu tejido graso apenas necesita energía para vivir.
Comer, digerir y procesar.
10% de las calorías. La digestión, deglución, absorción, etc., de los alimentos precisa de energía para realizarse. Esta es una de las razones por las que una persona en huelga de hambre puede llegar a morir; a partir de un momento dado aunque se alimente: no tiene energía para procesar los alimentos.
Actividades diarias básicas.
10% de las calorías. Lavarte la cara, levantarte del sillón, escribir en la computadora, hablar por teléfono… son actividades cotidianas más o menos comunes a todos que consumen sobre un 10% de todo lo que comes.
Ejercicio físico.
15 al 30% de las calorías. Esos paseos por el parque, esa clase de spinning en el gimnasio o esa carreara que te ha tocado hacer esta mañana para no llegar tarde suponen como máximo quemar un tercio de lo que has ingerido.
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